Trastornos venosos
El sistema venoso de nuestras extremidades
inferiores está formado por venas superficiales y profundas. Las venas
superficiales transportan la sangre desde las capas superiores de la piel, a
través de las venas "perforantes" del tejido conjuntivo, hacia el
sistema venoso profundo. Las venas profundas transportan la sangre de nuevo
hacia el corazón. Estas venas están rodeadas por músculos y se localizan a
nivel profundo en las piernas cerca de los huesos.
Los trastornos del sistema venoso superficial dan lugar a la formación de venas
varicosas y a las complicaciones asociadas, entre las que se encuentran la inflamación,
la hemorragia varicosa y las úlceras en las piernas.
Si las venas superficiales alteradas se extraen o se cierran quirúrgicamente,
esta pérdida se ve compensada por las venas profundas. Estas venas pueden
adaptar sus capacidades de transporte para asumir un volumen adicional de
sangre.
Por otro lado, un problema del sistema venoso profundo implica una interrupción
importante del flujo sanguíneo. Si estas venas fracasan, no pueden desviar el
flujo de sangre, lo que da lugar a una enfermedad venosa crónica a largo plazo.
Entre las alteraciones de las venas profundas se encuentran la trombosis y las
complicaciones asociadas, como la embolia pulmonar o la degradación crónica de
las válvulas venosas.
Si no se tratan, todos los trastornos de las venas superficiales o profundas
dan lugar a insuficiencia venosa crónica (IVC). Este trastorno comienza con una
tendencia inicial a la hinchazón de las piernas, que evoluciona a decoloración
cutánea y, finalmente, produce llagas (úlceras en las piernas).
Por tanto, cuanto más precoces sean la identificación y el tratamiento del
trastorno venoso, menor será el riesgo de que aparezcan estas complicaciones.
TRASTORNOS
ARTERIALES:
Las arterias son las encargadas de
llevar la sangre que parte del corazón a todo el cuerpo, la cual oxigenará y
nutrirá a todas las células. Sus enfermedades incluyen:
Enfermedad Arterial Periférica:
Es la obstrucción de las arterias por placas de colesterol y su
endurecimiento en forma progresiva, conocida como “ateroesclerosis” y es
favorecida por factores de riesgo como fumar, la diabetes mal controlada, la
hipertensión arterial, los niveles altos de colesterol en la sangre. Puede
afectar cualquier arteria del cuerpo, aunque es más frecuente en arterias del
cuello (carótidas) en donde ocasiona los accidentes vasculares cerebrales
también conocidos como "embolias" y de las piernas (ilíacas,
femorales, poplíteas y tibiales) ocasionando trombosis o embolismos a estas
ramas.
En ocasiones los síntomas son tan inespecíficos como calambres
repentinos, dolor al caminar o en reposo en estadíos mas avanzados de la
enfermedad, entumecimiento, frialdad, caída del vello en el caso de las
piernas. Se excluyen en esta enfermedad las arterias del corazón y las
intracerebrales, ya que éstas no se consideran “periféricas” por lo que deberán
ser atendidas en el caso de las arterias del corazón (coronarias) por el cardiólogo
y las intracerebrales por el neurólogo.
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